La evolución de la esquizofrenia está condicionada por distintos factores, de los cuales destaca el entorno socio-laboral y familiar y la continuidad del tratamiento instaurado, tanto farmacológico como psicoterapéutico.
La esquizofrenia es una enfermedad de tratamiento extremadamente complejo debido a la conjunción de distintos factores que tienen gran influencia sobre su evolución, como son la propia complejidad y severidad del trastorno psicótico, y los componentes biológicos, ambientales y psicosociales.
Los tratamientos farmacológicos son necesarios para reducir los síntomas de la esquizofrenia. La psicoterapia puede ayudar a la persona que sufre esquizofrenia a comprender la enfermedad y a sobrellevarla, mejorando su conducta social y su reintegración en la sociedad.
Los antipsicóticos atípicos (nuevos)
Se utilizan actualmente como primera línea en el tratamiento de la esquizofrenia los antipsicóticos denominados atípicos debido a las grandes ventajas que muestran. Actúan no solo sobre los síntomas positivos (alucinaciones, delirios,…) de la enfermedad, sino que también han demostrado eficacia sobre los síntomas negativos (apatía, falta de motivación, falta de interés por relacionarse...) y síntomas cognitivos (atención, comprensión, reflexión...) y producen muchos menos efectos secundarios. Estos medicamentos comenzaron con una administración de toma diaria. Pero, en los últimos años los nuevos enfoques se han centrado en el desarrollo de formas de acción y administración más prolongada en el tiempo con el objetivo de mejorar el tratamiento y hacerlo más cómodo para las personas que padecen un trastorno psicótico y familiares. Existen dos tipos de
antipsicóticos atípicos:
Antipsicóticos atípicos de larga duración
Antipsicóticos atípicos de toma diaria
La aparición de estos medicamentos ha supuesto para las personas que padecen la enfermedad y sus familias una mejoría en cuanto a su calidad de vida, con un mejor funcionamiento social, laboral y vital.Tienen mejor perfil de actividad (sintomatología negativa) y menor tasa de efectos secundarios. Además, son efectivos en pacientes refractarios (resistentes) a los antipsicóticos clásicos. Son medicamentos como clozapina, olanzapina, risperidona, quetiapina y ziprasidona.
Tratamiento psicológico de la esquizofrenia
No obstante, para tratar la esquizofrenia, el tratamiento psicológico es tan importante como el empleo de fármacos. En este tratamiento se trabaja tanto a nivel individual, como en el ámbito familiar, incidiendo sobre aquellas facetas del paciente que se encuentren deprimidas o más afectadas. Estos tratamientos se dividen en función de la fase en la que se encuentre el paciente (aguda o estable), y se suelen focalizar principalmente en los siguientes aspectos (terapia psicológica integrada):
Diferenciación cognitiva: se trabajan habilidades de atención y formación de conceptos verbales.
Percepción social: el paciente describe e interpreta el estímulo social y discute el sentido de la interacción.
Comunicación verbal:se adquieren habilidades de conversación.
Habilidades sociales.
Solución de problemasinterpersonales y su aplicación a la vida diaria.
Trabajo de situaciones psicóticas,delirio-paranoicas, conductuales y terapias de cumplimiento: se entrena al paciente en la gestión y manejo de los síntomas positivos y en la prevención de recaídas
Los antipsicóticos típicos (convencionales)
Los primeros antipsicóticos que se comenzaron a utilizar aparecieron en los años 50 y fueron los denominados convencionales o típicos, cuya principal ventaja era el control sobre los síntomas positivos de la enfermedad, aunque tenían importantes inconvenientes como sus efectos secundarios (rigidez, inquietud, temblores...) y que no eran efectivos sobre los síntomas negativos (apatía, falta de motivación, falta de interés por relacionarse...), o incluso los empeoraban, ni tampoco mostraban eficacia en el control de los síntomas cognitivos (atención, comprensión, reflexión...). Ejemplos de medicamentos que actualmente pertenecen a este grupo son Haloperidol, Clorpromozina, Zuclopentixol, Flufenazina y Perfenazina
Antipsicóticos clásicos
Destacan la clorpromazina (1952) y el haloperidol (1958). A pesar de haber supuesto una importante revolución a nivel terapéutico al permitir el tratamiento de los pacientes diagnosticados de esquizofrenia a nivel ambulatorio y no a nivel hospitalario (se pasa del internamiento al tratamiento del paciente en su casa, rodeado de su entorno familiar), su eficacia era parcial, y un 20-40% de los pacientes no muestran una adecuada respuesta al tratamiento. Además, incluso en aquellos pacientes que responden a la medicación, esta presenta una baja efectividad, casi nula, sobre la sintomatología negativa. Por otra parte, el 35% de los pacientes tratados con estos fármacos recaen cada año, pese a no abandonar la medicación. Este grupo de antipsicóticos presenta una tasa de reacciones adversas alta, de gravedad muy variable, que obliga, en un porcentaje bastante alto de los pacientes, al abandono de la medicación y su sustitución por otros medicamentos. Estas son:
Parkinsonismo:
Rigidez de los miembros y el tronco, andar característico, temblor, etc. Aparece muy frecuentemente, desapareciendo progresivamente una vez suspendida la medicación.
Distonía aguda:
espasmos faciales y en la espalda. Suelen aparecer de forma rápida en niños y adolescentes, y desaparecer rápidamente una vez suspendido el tratamiento.
Acatisia:
agitación motora sin componente psicológico. Tienen una incidencia alta, aunque desaparece al suspender la medicación.
Discinesia tardía:
se manifiesta en ancianos con distonía del tronco y movimientos faciales de mascado y chupado. No desaparece al suspender la medicación.
Síndrome de conejo:
movimiento rápido de los labios hacia delante y detrás. Baja incidencia, aparición lenta, y desaparición progresiva al suspender el tratamiento.
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